«Isabel nos da la oportunidad de practicar uno de los ejercicios más peligrosos: el de la reflexión. Sobre la sociedad en que vivimos y sobre nosotros mismos. Y, para hacerlo, solo nos podemos valer del lenguaje, el instrumento más poderoso que existe. La forma en que lo utilizamos es una huella tan propia como la dactilar».
(Del prólogo de Javier Capitán).

«La habitación de Dafne es una novela muy ambiciosa, es una novela con ganas de meterse en muchos mares y de abrir muchos melones, y es una novela maravillosamente escrita».
(Luisgé Martín, escritor)

Dafne y Cora no parecen hermanas. Una vive en el mundo de los sueños, la otra en el del orden y el pragmatismo. Pero conocen la manera de complementarse.

Sus diferencias se acentúan cuando se mudan, con su familia, a una ciudad gestionada por un omnipresente Sistema donde hay reglas estrictas sobre el uso de las palabras y donde no existen los sentidos figurados.

¿Cómo sobrevivirá ahí alguien que vive de su imaginación, como Dafne? ¿Qué quedaría de Cora sin los mundos alternativos que le presenta su hermana?

A través del estilo descriptivo y poético que caracteriza su obra, la autora traslada al lector a universos muy diferentes: misterio, reflexión íntima sobre los sentimientos y ficción distópica. Como hilo conductor, empapa la historia una gran metáfora sobre la dualidad de todas las almas y el poder innegable del lenguaje.