Firmar en una Feria del Libro

«¿Qué ocurre si pasa mucho rato y no viene nadie?»
«¿Qué dedicatoria escribes a un desconocido?»
«¿Qué haces si te confunden con un vendedor?»
«¿Cómo resumes el argumento de tu novela a alguien que tiene prisa?»

La primera vez que firmé en la Feria del Libro de Madrid, hace ya doce años, me asaltaban preguntas tan poco relevantes como esas. Ahora le diría a esa autora: cuando la cosa esté tranquila, observa a la gente, hojea los libros de la caseta, charla con tus acompañantes. Las dedicatorias para los desconocidos son las mejores: no esperan nada de ti. Si te piden que les cobres un libro, hazlo (si sabes) o pide ayuda. La única pregunta para la que no tengo respuesta es para la última. Lo confieso: detesto resumir los argumentos de mis novelas a alguien con prisa.

La Feria del Libro de Madrid

He firmado cinco veces en la Feria del Libro de Madrid. La primera fue en 2010, en la caseta de La Torre Literaria. La pequeña editorial Incógnita Editores, con la que publiqué el libro de relatos Cuenta hasta diez, gestionó además un espacio en uno de los pabellones de la feria para que hiciéramos una presentación del libro. 

El evento corrió a cargo de Bimon Producciones, que preparó un espectáculo en el que varios actores leyeron o escenificaron relatos del libro. Las actuaciones estaban aderezadas con música acorde con el contenido de los textos.

La segunda vez fue en 2013. Acababa de publicar mi primera novela, Las reglas del olvido, con Loquenoexiste. Esta vez me acogieron en la caseta de Firex Madrid.

En las dos siguientes (2017 y 2018) firmé Los seres infrecuentes con la editorial Incógnita Editores, que obsequiaba con un pequeño cuaderno o con una flor a las personas que eligieran ese libro entre los millones que se exponen en la feria.

Este año he firmado La habitación de Dafne en la caseta que Demipage compartía con la editorial Bartleby. A mi lado firmaba Miren Agur, Premio Nacional de Poesía 2021 (lo que se entiende bien al leer la preciosa dedicatoria que me escribió). A quienes se llevaron la novela les regalé una llave (como la que ilustra la portada) y, a quienes lo pidieron, les hice un dibujo.

Lo que más me gusta es llegar a la feria un buen rato antes y dar un paseo entre las casetas antes de dirigirme a la mía. Hablar con los lectores que se interesan por el argumento del libro. Recibir por sorpresa la visita de familiares y amigos que ya tienen el libro pero quieren algunos más para regalar, o que no pudieron venir a la presentación. Este año, se acercó a hacerse con La habitación de Dafne el escritor Gustavo Martín Garzo, autor del prólogo de mi novela anterior.

Sant Jordi y otras ferias

También he firmado dos veces el 23 de abril en Barcelona, en el día de Sant Jordi, ambas con Incógnita Editores. La primera vez que fui (2017), me pareció que se vendían muchos más libros que en Madrid. Todo está concentrado en una sola jornada y las personas que están buscando regalos para sus allegados están abiertas a comprarse un libro de alguien que no conocen si les gusta el argumento y se lo pueden llevar firmado por la autora. La última (2022) nos pasó de todo (granizo y carpas derrumbadas incluidas), pero aún así fue una experiencia mágica.

En septiembre de 2020, nada más salir del confinamiento por la covid-19, firmé en la Feria del Libro de Vallecas que, aunque no se puede comparar con la de Madrid ni con Sant Jordi, me supo a gloria tras la incertidumbre y el encierro de los meses anteriores.

Por mucho que pasen los años y cambien los compromisos y la disponibilidad, por pocos libros que se vendan (aunque, por suerte, cada año algunos más), creo que siempre merecerá la pena volver a las ferias.

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