Prometo que puse muy fácil a Luisgé la opción de escaquearse de este compromiso. Le dejé todas las puertas abiertas y, aún así, accedió con una sonrisa a acompañarme en una fecha tan importante para mí. A pesar de que eran semanas intensas para él, se leyó la novela en un tiempo récord para una persona normal (pero un tiempo normal para un devorador de libros como él) y vino a Cervantes y compañía armado con una Moleskine verde y una selección de notas que me hicieron repensar mi propia historia. Hablamos de conceptos como la verdad y la intimidad. Hablamos del pesimismo y de las personas que no se pueden definir de una sola manera. Hablamos del amor, de las palabras.
El déjà vu fue inevitable porque hace cinco años me encontraba en el mismo lugar presentando Los seres infrecuentes. Cambiaron algunas personas, cambiaron las mascarillas, cambió una actualidad internacional inverosímil de la que nos habíamos enterado solo unas pocas horas antes. Pero allí estábamos, celebrando que se sigan publicando historias.
GRACIAS a todos los que os desplazasteis hasta allí un jueves tan agitado como este. A mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo y muchos otros amantes de los libros. Gracias a los que no pudisteis venir pero estabais de distintas formas, y a los que sabéis que regalar el libro o recomendarlo en redes sociales son otras maneras igual de poderosas de acompañarme y de ayudarme.
Si te perdiste la presentación, puedes volver a verla en este vídeo. Pido perdón por adelantado por los nervios y las inexactitudes.
Y si tienes interés en hacerte con el libro, puedes encontrarlo en las tiendas habituales:
También puedes pedirlo en tu librería de confianza y encontrarlo en muchas otras como Desiderata, El Quijote, Ambra Llibres y otras.
Es una satisfacción pensar que tras este pistoletazo de salida comienza el viaje de los lectores hacia Átona. ¡Bienvenidos!
